Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre los que se incluyen:

> Cardiopatía coronaria: enfermedad de los vasos sanguineos que irrigan el músculo cardíaco.

> Enfermedades cerebrovasculares: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro.

> Arteriopatías periféricas: enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores.

Actualmente, las ECV son la principal causa de muerte en todo el mundo. En el año 2012 representaron el 31% de todas las defunciones registradas.

Principales factores de riesgo que pueden atentar contra nuestra salud y la de nuestro corazón:

> Hipertensión arterial.

> Diabetes.

> Colesterol y triglicéridos elevados.

> Tabaquismo.

> Sobrepeso – Obesidad.

> Dieta no saludable.

> Sedentarismo.

> Estrés.

Para las personas con ECV o con alto riesgo cardiovascular (debido a la presencia de uno o más factores de riesgo o alguna ECV ya confirmada), son fundamentales la detección precoz y el tratamiento temprano, por medio de estudios adecuados guiados por un profesional o la administración de fármacos, según corresponda.

Los lugares en los que desarrollamos nuestras actividades diarias tienen un importante efecto sobre nuestra capacidad para proteger a nuestro corazón, especialmente en los últimos tiempos donde se ha cambiado el estilo de vida y la dieta. Por ello, es necesario lograr un entorno saludable para el corazón, el cual es un espacio donde tenemos la oportunidad de tomar decisiones correctas para nuestra salud.

Está demostrado que la mayoría de las ECV pueden prevenirse actuando sobre los factores de riesgo modificables utilizando estrategias que abarquen a toda la población.

Algunos pequeños cambios desde tu casa y trabajo:

> Alimentos saludables: llená la heladera de frutas, verduras, lácteos descremados, carnes magras y alimentos frescos, esto es clave para prevenir con la dieta enfermedades cardíacas. A falta de un menú saludable en tu lugar de trabajo, prepará comidas y colaciones sanas para llevar.

> Actividad física: La recomendación mundial, en adultos de 18 a 64 años, es realizar 150 minutos semanales (aeróbica y de intensidad moderada). Además, podés implementar caminar hasta el trabajo, o si te manejás en transporte público bajá unas cuadras antes, elegí las escaleras, promové la pausa activa en el trabajo y limitá las horas dedicadas a ver televisión.

> Ambientes libre de humo: evitá que el humo del cigarrillo ingrese dentro de tu casa, lugar de trabajo, institución educativa, etc. Además, si fumás tenés que tener en cuenta que abandonar el cigarrillo tiene múltiples beneficios tanto para tu salud como para la de quienes te rodean.

> Conocé tu salud: realizá un control médico períodico. Conocé tu peso corporal, nivel de colesterol, trigliceridos y glucosa en sangre, controlá tu presión arterial, para saber si necesitás de cuidados extras y si debés comenzar con un plan de acción diferente.

> Controlá el estrés: Intentá descansar lo necesario, encontrá alguna una actividad que te relaje/despeje y no te sobrecargues con tareas. 

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